Un sabor que despierta la imaginación

Una colaboración que transformó ingredientes en inspiración, y creatividad en sabor

¿Qué hicimos?

El objetivo fue crear una experiencia inmersiva que comunicara de forma emocional y sensorial la colaboración entre McCormick y Play-Doh, dos marcas que comparten un ADN lleno de color, creatividad y autenticidad. Queríamos que los asistentes no solo conocieran los nuevos productos las mermeladas y mayosabores con tapas coleccionables, sino que los vivieran desde un lugar lúdico y memorable.

Desde el inicio conceptual, apostamos por una narrativa en la que el juego se convirtiera en lenguaje, y el sabor, en una extensión de la imaginación. Diseñamos una jornada que conectara lo sensorial con lo emocional: desde dinámicas interactivas hasta degustaciones temáticas, todo se enfocó en generar una experiencia que celebrara el espíritu de experimentar, crear y disfrutar. La colaboración cobró vida como un universo donde los ingredientes, los colores y las ideas se mezclaron para construir recuerdos.

Construyendo una experiencia

El escenario fue un centro de entretenimiento familiar que alberga la zona Play-Doh, el lugar ideal para conectar con este universo creativo. Desde la bienvenida en el lobby hasta el kit de despedida, el recorrido estuvo cuidadosamente planeado para involucrar a cada invitado de forma activa. Comenzamos con una presentación audiovisual en el auditorio principal, seguida de una convivencia en la zona Play-Doh, donde los invitados crearon, jugaron y probaron.

Uno de los momentos clave fue el "Reto Play-Doh", donde los asistentes pusieron a prueba su creatividad a través de dinámicas en tres niveles de dificultad, guiados por El Rey de la Plastilina, un anfitrión carismático que se encargó de inspirar, acompañar y detonar la imaginación de todos los participantes. Cada etapa invitó a transformar plastilina en ingredientes, platillos y personajes, promoviendo una conexión directa con los productos McCormick.

Esta conexión se logró al invitar a los asistentes a modelar figuras inspiradas en los ingredientes reales de los productos como frutas, verduras o platillos elaborados y luego pasar a una zona de degustación donde podían probar versiones reales de esas creaciones, elaboradas con mermeladas y mayosabores McCormick. La experiencia sensorial cerró el círculo: lo que imaginaron con Play-Doh, lo saborearon con McCormick. Así, la marca no solo se mostró, se vivió.

La magia está en los detalles

Cada espacio fue intervenido para reforzar la identidad de la colaboración, con señalizaciones imantadas, volumétricos para fotos y juegos temáticos. En "Ponle nombre al sabor", los asistentes formaron con plastilina el nombre de su mayosabor favorito, integrando creatividad y branding de forma orgánica. Mientras tanto, "Conecta 4 tapas" adaptó el clásico juego de mesa Conecta 4, en el que se usaron las tapas coleccionables como fichas personalizadas.

La experiencia se completó con una degustación de platillos preparados con los productos McCormick, cerrando el ciclo entre lo imaginado y lo probado. Al finalizar, los invitados recibieron un kit con productos, tapas imantadas y una mochila de colección, diseñado para llevarse la experiencia a casa.

Los resultados fueron simplemente extraordinarios

El evento no solo fortaleció el posicionamiento de McCormick como una marca cercana y divertida, sino que también generó contenido auténtico y emocional. Influencers de perfiles variados, desde mamás hasta creadores jóvenes, compartieron sus experiencias en redes sociales usando el hashtag oficial de la campaña.

La cobertura orgánica fue amplia, con menciones destacadas al diseño de las tapas y a la conexión emocional que se generó al combinar sabores con recuerdos de la infancia. La campaña dejó claro que las experiencias bien diseñadas pueden transformar un producto en una historia que se comparte, se juega y se saborea.

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