Nos enfrentamos al reto de transformar una simple degustación en un momento de conexión emocional y sensorial entre la marca McCormick y su audiencia interna. El objetivo era claro: diseñar una experiencia de marca envolvente que permitiera a los asistentes redescubrir el poder de las especias a través de una vivencia didáctica, deliciosa y memorable. Así nació el Workshop Especias, un encuentro exclusivo que mezcló lo mejor del aprendizaje culinario con el universo sensorial de los sabores McCormick.
La terraza del corporativo Hérdez se convirtió en el escenario perfecto para esta experiencia inmersiva. Desde muy temprano, se montó una barra negra con identidad de marca, roll-ups informativos y una ambientación que evocaba calidez y creatividad. Durante el workshop, los asistentes no solo probaron recetas creadas especialmente para el evento, sino que vivieron una clase sensorial en la que cada especia contaba una historia.
Platillos como crostinis con ricotta y champiñones, papitas bravas, omelettes con vegetales y bollitos rellenos de queso fueron protagonistas de una degustación que combinó innovación, tradición y sabor. Cada preparación fue pensada para resaltar el portafolio de especias McCormick, desde la canela y el jengibre hasta los sazonadores más complejos.
La narrativa del evento fue construida en torno al descubrimiento. Desde la curaduría de platillos hasta el diseño del menú de bebidas como el chocolate chai con jengibre o el mocktail de berries con albahaca, cada detalle fue una oportunidad para demostrar el potencial creativo de las especias. El branding sutil pero presente, la atención personalizada y el cuidado en la presentación reforzaron el mensaje de marca.
Además, cada invitado recibió un kit especial, que incluía un set de cuchillos para motivar la exploración gastronómica en casa, manteniendo vivo el espíritu del workshop más allá del evento.
Más que una simple activación interna, el Workshop Especias se convirtió en una poderosa herramienta de posicionamiento emocional. Los asistentes no solo conocieron mejor los productos McCormick, sino que se sintieron parte de una comunidad creativa, cercana y auténtica. El evento generó conversaciones, reforzó vínculos y demostró que una agencia de PR puede transformar una degustación en una historia digna de compartirse.