Diseñar una experiencia alrededor de un frasco de mayonesa puede sonar simple. Pero cuando McCormick y Cristina Pineda se unieron, supimos que era una oportunidad para transformar un objeto cotidiano en una plataforma de expresión cultural. Así nació el Handcraft & Brunch, un evento en el que presentamos la edición 2017 de frascos coleccionables de McCormick, intervenidos con tres diseños exclusivos de Xico, la icónica figura creada por Pineda Covalin e inspirada en el Xoloitzcuintle.
El objetivo era conectar con un público creativo, amante del diseño y con afinidad hacia el arte mexicano. El concepto: revalorar el hábito de reutilizar los frascos y darles un nuevo propósito, ahora con identidad y tradición en cada trazo.
El evento se llevó a cabo el martes 17 de octubre en el restaurante Ivoire Polanco, un espacio que fue el lienzo perfecto para dar vida a la narrativa que buscábamos: artesanal, elegante y profundamente mexicana. Influencers, medios de lifestyle y entusiastas del diseño se dieron cita para disfrutar de un desayuno íntimo y participar en un taller personalizado de intervención de frascos, guiado por la propia Cristina Pineda.
Cada detalle desde la vajilla hasta los arreglos florales ayudó a reforzar la sensación de estar dentro de una obra en evolución. Lo que comenzó como un brunch se convirtió en una experiencia inmersiva donde los invitados no solo conocieron la nueva colección, sino que la hicieron suya con sus propias manos.
La atmósfera fue pensada para sentirse como un espacio acogedor, lleno de color, texturas naturales y referencias al diseño tradicional mexicano. Los frascos decorados se exhibieron sobre las escaleras y entre los arreglos florales, integrándose de forma orgánica al lugar.
Uno de los elementos que más cautivó fue la figura monumental de Xico decorada con motivos en azul y dorado, que se convirtió en el punto obligado de fotografías. También destacaron los kits de materiales personalizados para el taller, los menús impresos sobre servilletas bordadas, y los asientos con cojines que reflejaban la misma paleta visual de los frascos.
Todo estaba pensado para transmitir una sensación de familiaridad elevada por el diseño, apelando al corazón y a la estética.
El evento logró posicionar la alianza McCormick–Cristina Pineda como un referente de colaboración cultural entre marca y arte. La presencia de perfiles clave en redes sociales generó una oleada de contenido orgánico: más de 100 stories, decenas de publicaciones y una conversación digital que superó los 7 millones de impactos.
Pero más allá de los números, lo más valioso fue ver cómo los asistentes se llevaban no solo un frasco decorado, sino también una historia que contar y una conexión emocional con una marca que supo entender y celebrar sus hábitos: reutilizar, personalizar y enaltecer lo mexicano.